Galdós en Guadalajara
¿Estuvo realmente Galdós en Guadalajara? Pues no existen pruebas concluyentes de que se paseara por la ciudad, pero sí sabemos que pasó por aquí, al menos en tren, en aquella jornada gloriosa de 1868 en que viajó con periodistas y políticos a Zaragoza, parando en muchas de las estaciones del recorrido.
Una de esas paradas la hizo en Sigüenza, donde el Obispo Benavides, liberal furibundo, se puso con mucha gente en el andén de la estación, y el general Serrano, al verlo allí, mandó parar el tren y se bajó a saludarle.
Todos hemos leído alguna vez “Trafalgar”, más que nada porque es el primero de los “Episodios Nacionales” que en un arrebato de patriotismo literario, Benito Pérez Galdós deseó poner en el inicio de una gran tarea que llegó a consumar por empeño y trabajo.
En esos “Episodios” aparecen gentes, situaciones, referencias muchas a Guadalajara, a sus pueblos, a la miel sobre todo, a los mieleros, a los tratantes maranchoneros, y, sobre todo, a Sigüenza (donde además se barrunta que pudo desarrollar, sin nombrarla, en esa gran novela que es “Doña Perfecta”) y a Atienza, donde se entretiene largo y tendido con descripciones, del pueblo, de la Caballada, del castillo…
Esa múltiple humanidad que trae y lleva Galdós por ciudades y aldeas de nuestro país, confundidos en la peripecia histórica del difícil y escalofriante siglo XIX español, tiene mucho que ver con Guadalajara. Don Benito –que fue muy viajero, y muy observador– pasó a veces por esta tierra, y deja sus impresiones y notas en forma de personajes de todo tipo.
Este libro que firma Pepe Esteban (es la segunda edición, porque la primera se agotó y quedó como rareza) es el mejor aliado para conocer esta “alcarreña aventura” del escritor canario. En este año de su Centenario, que ha quedado un tanto desvaído por la pandemia y sus anejos miedos, era obligado traer al público conocimiento alcarreñista este entretenimiento tan estupendo.